Letra: José Mojica - Música: José Sabre Marroquín.

 

A través de las palmas

que duermen tranquilas

la luna de plata

se arrulla en el mar tropical

y mis brazos se tienden hambrientos

en busca de ti.

 

En la noche un perfume de flores

evoca tu aliento embriagante

y el dulce besar de tu boca

y mis labios esperan sedientos

un beso de ti.

 

Pienso que estás junto a mí,

pero es mentira, es ilusión…¡Ay!

 

Y así paso las horas

y paso las noches,

pidiendo a la vida

el milagro de estar junto a ti

y tal vez ni siquiera en tus sueños

te acuerdes de mí.

 

 

En 1936, Argentina se convirtió en la Meca artística de muchos cantantes mexicanos, gracias al camino que desde 1933 abrió el doctor Alfonso Ortiz Tirado, con sus soberbias interpretaciones de la música romántica mexicana, que empezaba a despuntar con gran fuerza. Le siguieron Juan Arvizu, Pedro Vargas y José Mojica (1896-1974), este último ya con miras de convertirse en fraile franciscano, a pesar del fervor que como artista mundano le tenía el público de toda América. Entre los músicos que fungían como acompañantes se encontraba José Sabre Marroquín (1910), famoso director de orquesta nacido en San Luis Potosí, quien desde 1930 estaba integrado a las principales giras artísticas de nuestros mejores intérpretes.

Durante un intenso frío argentino, justamente en el mes de julio, José Mojica y José Sabre Marroquín decidieron crear un bolero, a manera de paradoja con el tiempo reinante. Mojica siempre fue un letrista excelente; y de Sabre Marroquín como músico, los conceptos sobran. Así nació Nocturnal, que el propio Mojica estrenó en Sudamérica y a quien el éxito discográfico no corresponde sino al Tenor continental Pedro Vargas, ya que Mojica lo grabó -extrañamente- en el ocaso de su vida a unos cuantos años de su muerte.